EVITAR DESASTRES


PRIORIDADES PARA EVITAR DESASTRES
NATURALES



Vista del huracán Harvey desde la Estación Espacial Internacional. (NASA vía Getty Images)


El año 2017 quedó marcado por el impacto de algunos desastres y su alto seguimiento mediático. Los huracanes Harvey, Irma y María; las consecuentes lluvias torrenciales en el Caribe y en Arica del Norte o el grave terremoto en México provocaron pérdidas económicas que causaron escalofríos (sólo en Estados Unidos se estiman en decenas de miles de millones de dólares). Aun así, los efectos de los desastres a escala global han sido mucho mayores incluso de lo que el filtro medtico nos hace llegar.

Las lluvias en el sur de Asia han causado más de 1000 muertes, y al menos 41 millones de personas se han visto afectadas en Bangladesh, India y Nepal por las inundaciones o los deslizamientos de tierra. Las mismas causas se han llevado este año la vida de cientos de personas en Sierra Leona, Colombia, Sri Lanka, Perú, China o Zimbabue. Miles de millones de dólares en pérdidas económicas y cientos de miles de personas afectadas.

Pero lo peor de este diagnóstico es que estas cifras sólo constituyen una parte del efecto producido por amenazas de tipo rápido, pero hay un efecto por aquellas de tipo lento que va mucho más al de lo que se recibe en la inmediatez de la noticia diaria. En África subsahariana y durante
2016 y 2017, el fenómeno del Niño y la alta variabilidad en la estacionalidad de las lluvias han provocado sequías severas en multitud de países: millones de personas en Burundi, Etiopía, Kenia, Malaui, Somalia, Sudán o Zimbabue están en crisis de inseguridad alimentaria y necesitan ayuda

Según datos de Naciones Unidas, la vulnerabilidad y exposición a amenazas naturales ha causado en los últimos veinte años que 1,35 millones de personas hayan perdido sus vidas y 4.000 millones de personas hayan tenido que desplazarse. Y los efectos económicos y de mortalidad producidos por los desastres no paran de crecer, bien por causas procedentes del cambio climático o bien por el rápido crecimiento urbano global que incrementa la exposición de la población a los mismos. Además, los efectos y pérdidas suelen afectar de manera desproporcionado a la población pobre, cuya capacidad para hacer frente a estas situaciones es más reducida.

Los desastres suelen etiquetarse por error como naturales lo que nos induce a pensar que no tenemos una responsabilidad activa sobre sus efectos. Fenómenos naturales han ocurrido siempre, pero ha sido la intervención humana la que a través de un desarrollo, en muchos casos nada sostenible, exacerba su exposición a los mismos e incrementa la vulnerabilidad social, ecomica y ambiental hacia ellos. Construcciones en las laderas de un volcán o sin las condiciones mínimas para resistir actividades sísmicas; intervenciones urbanísticas que incrementan el riesgo de los deslizamientos de tierra o inundaciones, la influencia del cambio climático en la variación estacional



de las lluvias en África subsahariana o en la generación de lluvias torrenciales y huracanes en el
Caribe.

A pesar de la incertidumbre o espontaneidad de muchos de estos eventos, los daños que estos causan pueden minimizarse. Es por ello que, en 2009,  la Asamblea General de Naciones Unidas designó el 13 de octubre como el Día Internacional para la reducción de los desastres con el objetivo de concienciar a los Gobiernos y a las personas para que tomen medidas encaminadas a reducir el riesgo, a través de actividades de prevención, mitigación o preparación.

En la esfera global, los gobiernos establecieron una hoja de ruta inicial con el Marco de Acción de Hyogo (2005-2015) y actualmente, es el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres el que marca las prioridades y acciones que se deben tomar durante los próximos 15 años  (2015-2030).  Las buenas noticias son que la innovación y las acciones del sector blico y privado están permitiendo nuevas medidas de cara a la reducción del riesgo de desastres. ¿Cuáles son algunas de esas medidas de acuerdo a las prioridades del Marco de Sendai? (1)

Prioridad 1: comprender el riesgo de los desastres



Conocer las dimensiones de vulnerabilidad, capacidad, grado de exposición de las personas y bienes o las características de las amenazas y el entorno es fundamental de cara a la prevención del riesgo. Por ejemplo, desde el lado institucional, países como Etiopía desarrollaron un mapa de riesgo por distritos (“Wereda Disaster Risk Profile”) entrevistando a 400 familias en cada uno de los más de 700 municipios del país para conocer las características de las diferentes dimensiones. La innovación y la tecnología han permitido un gran abanico de posibilidades y avances a este respecto.

  La Iniciativa Global Pulse ha promovido multitud de proyectos que


aprovechan el potencial de las aplicaciones sobre big data (grandes datos) o machine learning
(aprendizaje automático) Por ejemplo, plataformas como CycloMon, que usan información satelital mezclada con información de las redes sociales para conocer mejor el riesgo y el impacto de los ciclones sobre los comportamientos de las comunidades.

Prioridad 2: fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres


Para poticos y gobernantes, la gestión del riesgo de desastres no genera votos. ¿Por qué? Porque el impacto de cualquier intervención puede no hacerse visible si no se materializa ninguna amenaza natural durante su mandato, o si esto ocurriera, la población puede no percatarse de que los daños producidos se minimizaron gracias a dichas intervenciones. Más complicado aún es en países en desarrollo, donde los presupuestos son más limitados. Por ello, es difícil de abogar por poticas adecuadas y por la inversión de presupuestos



(1)El marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres (2015-2030) es un documento internacional adoptado por países miembros de la ONU entre el 14 y el 18 de marzo de 2015 durante la Conferencia Mundial sobre Reducción de Riesgo de Desastres celebrada en Sendai, Japón, y aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en junio de 2015. El marco de Sendai sucede al marco de Hyogo para la accn (2005–2015), que hasta entonces había sido el acuerdo internacional más amplio sobre reducción del riesgo de desastres. VER DOCUMENTO AL FINAL DEL ARTÍCULO



En consecuencia, el fortalecimiento de la coordinación y la planificación mundial, nacional y local es fundamental para la aplicación de instrumentos pertinentes y de su priorización en las poticas de desarrollo.

Fortalecer la resiliencia de las comunidades y los gobiernos es transversal a cualquier acción. Esto ha representado complicaciones también a los donantes, influyendo en no poder contar con un claro y sostenible apoyo al fortalecimiento de la gestión del riesgo de desastres. La cooperación española ha debatido durante años dónde situar la mejora de la resiliencia, bien en sus fondos humanitarios, o bien en los de desarrollo. Actualmente, la escasez de fondos hace que estos debates hayan también perdido su relevancia.

Prioridad 3: invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia (2)



Metáfora. Cuando una rana salta a un cubo de agua hirviendo, automáticamente sale del cubo porque teme quemarse. Sin embargo, si la rana entra en el cubo cuando el agua está tibia se quedará allí, incluso cuando el agua se calienta poco a poco hasta que comienza a hervir.  Esta metáfora permite hacer una analogía del      marco      de      pensamiento


conservador que individuos e instituciones tienen a la hora de actuar e invertir en la reducción del riesgo de desastres.

Hay iniciativas que buscan luchar contra esa dinámica mediante seguros económicos. En la esfera nacional y regional, es el caso del AfricanRiskCapacity (ARC Capacidad de Riesgo Africana), iniciativa liderada por la Unión Africana y apoyada por distintos donantes que permite a los países tener fondos de contingencia unidos a sistemas de alerta temprana para poder actuar con anticipación a potenciales amenazas de tipo climático. En lo que se refiere al coste-beneficio, según una investigación de la universidad de Oxford, la inversión de 1 dólar en una aseguradora como ARC permite ahorrar 4,4 dólares una vez ocurrido el desastre.

En el ámbito comunitario, el Programa Mundial de Alimentos y Oxfam crearon una iniciativa (Rural Resilience Initiative [Iniciativa de Resiliencia Rural]) con los respectivos gobiernos locales de distintos países de África, para que los pequeños agricultores puedan tener seguros (bajos) que se activan cuando las lluvias modifican su tradicional estacionalidad y como consecuencia arruinan sus cosechas. De esta manera, no pierden su beneficio y evitan caer de nuevo en la conocida trampa de la pobreza.




(2) “Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él

La resiliencia es un rmino que procede de la física (se refiere a la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original) y que el psicoanalista inglés  John Bowlby comenzó a aplicar a la psicología para caracterizar a los individuos o grupos capaces de sobreponerse a los contratiempos. Podemos definir como personas resilientes a aquellas que se adaptan a los cambios y hacen frente a las adversidades saliendo fortalecidos de la experiencia. Son personas que transforman los problemas o situaciones negativas en oportunidades. Por tanto, tienen tanto la capacidad de soportar las adversidades como la facultad de generar comportamientos útiles y positivos en dichas situaciones.



Prioridad 4: aumentar la preparación para casos de desastre  para  dar  una  respuesta  eficaz  y  para
reconstruir     mejor     en    los     ámbitos     de    la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción




Fuente: Wikipedia Efectos de un terremoto en Chuetsu, Japón, en 2004. El marco de Sendai busca reducir los efectos de los desastres.


Los efectos de los desastres son más devastadores en el ámbito local, y son los gobiernos municipales y regionales los que deben trabajar urgentemente en la preparación y respuesta a las catástrofes. No obstante, también las empresas privadas están apoyando en la respuesta a las catástrofes, como   la compañía Facebook, que lanzó una iniciativa para ilustrar “mapas de desastre” donde pueda percibirse la densidad de ubicación (donde la gente ha estado antes, durante y desps del desastre), mapas de movimiento (ofreciendo patrones de movimiento entre lugares) y mapas de verificación o seguridad (donde los usuarios se marcan como seguros para notificar a Por último, es fundamental estar preparado para la recuperación y la reconstrucción. Es por ello que la Unión Europea, el Banco Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desarrollaron


una metodología para detectar los daños y las necesidades después de un desastre. Esto es muy importante, primero para poder estimar los presupuestos y la ayuda necesaria para que la población
pueda recuperarse lo antes posible, y segundo para cuantificar el alto impacto de los desastres y dar
énfasis en el coste-beneficio que conlleva la reducción del riesgo de desastres.

Estas son las prioridades fundamentales del Marco de Sendai que tanto gobiernos locales y nacionales, la comunidad internacional y la esfera privada tienen que tomarse muy en serio. Los eventos producidos este año son evidentes señales de alarma a lo que el cambio climático y nuestros modelos de desarrollo nos están exponiendo. Acordémonos como acababa la rana en el cubo de agua. Pongamos freno al calentamiento global antes de que sea demasiado tarde.

El documento de Sendai

Fue el resultado de 3 años de conversaciones, apoyadas por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, durante los cuales países miembros de la ONU, ONG y otros actores pidieron una versión mejorada del existente marco de Hyogo. Esta versn mejorada debía incorporar un conjunto de estándares comunes, unos objetivos alcanzables y un instrumento de base legal para reducir el riesgo de desastres. Los países miembros también resaltaron la necesidad de abordar la reducción del riesgo de desastres y la adaptacn al calentamiento mundial cuando se fijaran los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), particularmente a la luz de una insuficiente atención a la reducción de riesgo y a la resiliencia en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (en los que se basaron los ODS).

El marco de Sendai establece 4 prioridades concretas para la acción:

1.  Comprender el riesgo de desastres;
2.  Fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para una mejor gestión;
3.  Invertir en la reducción de riesgo de desastres para una mayor resiliencia; y
4.  Aumentar la preparación frente a desastres para responder mejor a ellos y para una mejor recuperación, rehabilitación y reconstrucción.

Para apoyar la valoración del progreso hacia la consecución de un menor riesgo de desastres, se acordaron
7 objetivos globales:

1.  Reducir sustancialmente la mortalidad mundial por desastres para 2030: 100 000 fallecidos anuales menos en el período 2020-2030 que en 2005-2015
2.  Reducir sustancialmente el mero de personas afectadas por desastres para 2030: 100 000 afectados
anuales menos en el período 2020-2030 que en 2005-2015
3.  Reducir las rdidas económicas ocasionadas por desastres en el producto interior bruto (PIB) mundial para 2030
4.  Para 2030, reducir sustancialmente el daño a infraestructuras críticas y la disrupcn de servicios básicos (entre ellos salud e instalaciones educativas) ocasionados por desastres, a través del aumento de su resiliencia, entre otras medidas
5.  Aumentar sustancialmente el número de países con estrategias nacionales y locales de reducción del riesgo de desastres para 2020
6.  Aumentar sustancialmente la cooperación internacional con países en desarrollo, a través de un apoyo adecuado y sostenible, para complementar sus acciones nacionales de aplicacn del marco de Sendai para 2030
7.  Aumentar sustancialmente para 2030 la disponibilidad de sistemas de alerta temprana multirriesgo y el acceso de la población a dichos sistemas.



Fuentes:

      https://www.eoi.es/blogs/alfredo-fernandez-lorenzo/2016/12/13/potenciar-la-resiliencia/ 


ARTÍCULO DE OPINIÓN ELABORADO POR JOSÉ MANUEL VAL & JOSÉ AGUAD
10/12/2019.

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